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El valor de la música

Quiero dirigiros unas palabras para agradecer vuestro apoyo y compartir con vosotros la dicha que se siente al ofrecer música.

Los músicos somos los médicos del alma y, en estos tiempos difíciles, es de gran importancia tocar para las personas en situación de vulnerabilidad social.

Durante los conciertos, todas las personas que sonríen también te sonríen a ti, aunque no lo sepas. Gracias a la música se crea un espacio donde las dificultades pueden desaparecer y la grandeza de cada persona, albergada en el fondo del alma, puede mostrarse nuevamente. Ésta es la vocación de la música clásica. Su esencia no es sólo la comunicación entre personas sino también la conexión con nuestro propio silencio interior. Por ello, la música es el espejo en el que cada ser humano puede reencontrar el esplendor de su nobleza y el hilo conductor de la fraternidad.

Todos podemos amar la música, aunque no la practiquemos, porque pertenece a la parte más sutil y auténtica que encierra todo ser humano, una conexión que trasciende todo saber, cultura y pertenencia social y religiosa.

Confiar en ella, creer en su poder, entregarse a sus promesas es elegir remendar, guiados por la armonía, el tejido de una humanidad fraternal recuperada. Ojalá podamos continuar el camino de aportar gracia, generosidad y gratitud a través de la música.

Elizabeth Sombart